Dios mío, espíritu del Señor, espíritu de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad, Virgen Inmaculada. Ángeles, arcángeles y santos del Paraíso, descended sobre mí. Fúndeme, Señor. Lléname de ti. Expulsa de mí todas las fuerzas del mal. Aniquílalas, destrúyelas, expulsa de mí los maleficios, la magia negra. El Ogro de Las Tinieblas. La Luz Extinguido. El Americano. Por favor, destruye la infestación diabólica. Todo lo que es mal, pecado, envidia, celos y perfidia. La enfermedad física, psíquica, moral, espiritual y diabólica. Destruye al Monstruo. A La Creatura. Quema este mal en el Infierno, para que nunca más me toquen a mí, ni a ningún ser. Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente en nombre de Jesucristo salvador, por intermedio de la Virgen Inmaculada, a todos los espíritus inmundos, a todas las presencias del Goblino, que me abandonen inmediatamente, que me abandonen definivamente y que se vayan al Infierno eterno. El Chupa-Chupacabras no puede triunfar. El Monstruo. El Abominación debe morir. Encadenado por San Miguel Arcángel, por San Gabriel, por San Rafael, aplastado por el talón de la Virgen Santísima Inmaculada. Aleja a la aberración genética. Al Ogro de Las Américas.
